BIENVENIDOS AL DISTRITO DE ACORIA PARAISO PERDIDO
El distrito de Acoria, constituye uno de los pueblos más antiguos de la región de Huancavelica. Su historia se remonta a la época Pre-Hispánica. Los testimonios que brindan algunos historiadores dan fe a esta afirmación.
El censo del virreinato del Perú del 10 de enero de 1796, registra a Acoria con 3 170 habitantes como doctrina del partido de Angaraes. Restos de este pasado, sería este conjunto, a la brevedad posible para que no se pierda en el tiempo.
En el incanato, esta tierra estaba habitada por las belicosas tribus los wancas y los vilcas, que integran Chucacamayoc, Chaynapampa y Chupaca por el norte; por el este hasta Pallala y Añancusi al pie de Alto Pongo; por el sur hacia Huanaspampa, Laimina, Ccaccasiri, en este último lugar se encuentran las ruinas de Chaccas-Marca.
Al correr el tiempo, los pobladores de dichos centros han reducido la población dentro de la zona urbana y se dividieron en dos barrios antagónicos (Los Chaccas y los Pacas).
El barrio de Pacas se jacta y enorgullece de ser la cuna del famoso (Lorenzo Ñahuinjopa), quien fuera el descubridor de la famosa mina de Santa Bárbara de Huancavelica, de la que se hizo dueño Don Amador de Cabrera en 1564 en compensación de la pérdida de un valioso sombrero en la suntuosa fiesta de Corpus en Ayacucho. Otros estudiosos manifiestan su discrepancia con la población de los Wanca Vilcas y surge una nueva visión, esta población era parte de la civilización de los Chancas y Procas, cuyo lenguaje, costumbre y comida son comunes y se mantiene hasta la actualidad.
El nombre de este histórico y pujante pueblo proviene de la palabra quechua “Jacuri” que quiere decir “Vamos”, por los años 1560, Acoria estaba poblada de indios dedicados al pastoreo y los españoles residían en este lugar por su clima delicioso y cuando se produjo el prodigio de la aparición del señor de Acoria, todos los indios con gran alborozo recorrían por todos los ámbitos del pueblo gritando “ Jacuri, “Jawamusum”, “Jacuri”, “Jacuri”. Todos repetían esa palabra quechua. Los españoles de tanto oir “Jacuri”, “Jacuri”, denominaron al Cristo crucificado con le nombre de “Señor de Acoria”, después por la ley del mínimo esfuerzo se dice simplemente Acoria. Etimológicamente Acoria deriva de dos palabras quechuas “ Ajo – Joria”, que quiere decir “Despertar de arena”. La tradición popular afirma que en lugar denominado Accobado a seis kilómetros de Acoria, el derrumbe de un cerro represó al río Ichu y que mantuvo durante quince días en zozobra a los pobladores de dicha comarca, pero al desembalsar el agua quedó una gran extensión llena de arena con vestigios de oro que brillaba rutilante con los rayos solares. Entonces los pobladores repetían a menudo “Acco – Ccori”, que en su evolución forma la palabra Acoria.